Esta ampliamente documentado que el mercado laboral ha ido transformándose aceleradamente debido al fenómeno de la globalización y los avances tecnológicos, dando origen a lo que se ha denominado la Cuarta Revolución Industrial. El impacto es significativo y se manifiesta en diferentes ámbitos como en el creciente uso de la inteligencia artificial en procesos productivos que ha incidido en la automatización y el reemplazo de trabajos; además hoy somos testigos de la creación de nuevos empleos asociados a la digitalización; y del cambio en las habilidades y competencias requeridas.
Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2023), se advierte que el 27% de los puestos de trabajo corren un alto riesgo de automatización producto de la tecnología. Para el caso de Chile, ya en el año 2017, un estudio de Fundación Chile para la Comisión Nacional de Productividad señalaba que el 24% de las personas trabajadoras se empleaba en puestos de trabajo con un alto potencial de automatización. Los puestos de trabajo que corren el mayor riesgo de ser automatizados son aquellos que contienen tareas altamente rutinarias, entre ellos los operarios de instalaciones y máquinas; agricultores y trabajadores del agro; y las ocupaciones elementales. En tanto, los sectores económicos que tienen mayor índice de intensidad de rutina corresponden a agricultura, silvicultura y pesca; transporte y almacenamiento; y explotación de minas y canteras.
¿Estamos preparados para estos cambios? Diversos organismos internacionales sugieren que la fuerza de trabajo deberá ampliar sus habilidades y competencias para mantenerse activo en el mercado laboral. Prácticamente no existen profesiones u oficios en los que no estén cambiando la forma de realizar tareas, por lo que es fundamental que todas las instituciones abocadas a la formación de capital humano estén alineadas con las nuevas necesidades del mercado laboral. En este contexto, las políticas activas del mercado del trabajo tienen como principal objetivo disminuir las brechas de habilidades, incrementando el conocimiento personal aplicado al trabajo, lo cual permitiría reorientar el curso de la vida laboral para mantenerse vigente y reinventarse, sobre todo focalizando en los grupos más vulnerables de la sociedad.
Hoy en día el mundo productivo tiende a requerir perfiles más amplios y heterogéneos, donde todos tenemos el deber de reconocer nuestras propias habilidades para poder reinventarnos en este dinámico mercado laboral. Con el propósito de generar información sobre estos cambios, es que surge la línea de trabajo de Vigilancia Tecnológica y Prospectiva Ocupacional de nuestro Observatorio Laboral, la cual tiene justamente como objetivo detectar las tecnologías que están cambiando la productividad y cómo estas impactarán en las ocupaciones en el corto, mediano y largo plazo.
Raúl Díaz Espinoza
Jefe de Proyecto Observatorio Laboral Atacama
Sociólogo
Magíster en Estudios Latinoamericanos
Magíster en Políticas Públicas y Gobernanza Territorial
