El Día de la Mujer es una fecha que se encuentra instaurada en nuestro calendario, siendo conmemorada por mujeres sindicalistas, estudiantes, pobladoras, integrantes de comunidades indígenas y grupos femeninos en todo el mundo. Si bien en la actualidad se toma como una celebración, su origen se remonta a la constante lucha por los derechos de la mujer que comenzó a finales del siglo XIX, en medio de una sociedad industrializada y desigual, pero llena de ideologías. Lo que en ese entonces nació como un día de lucha, lo han querido convertir como un día de festividad, pero para nosotras no es un día para celebrar, sino para luchar por todas las desigualdades que hemos sufrido durante décadas , por toda la explotación y opresión que hemos soportado por años y que aún seguimos cargando.
La historia relata que el 8 de marzo de 1857 mujeres obreras de la industria textil salieron a marchar por las calles de la ciudad Nueva York, protestando por las malas condiciones laborales y por su derecho a la sindicalización. Esta movilización fue el hito a recordar cada 8 de marzo como el despertar de las mujeres trabajadoras por la lucha a la igualdad.
Es así como este 2019, después de 162 años desde nuestra primera movilización, es que seguimos luchando por conseguir los mismos derechos, porque las cifras se siguen manteniendo de forma desfavorable para nosotras. Hoy no solo luchamos y nos manifestamos por la igualdad y equidad de género, sino que también contra el maltrato físico y psicológico al que muchas de nosotras están sometidas, siendo el femicidio su punto de máxima expresión.
Se calcula que en el mundo cada 3 horas es violada una mujer, niña o adolescente; lamentablemente Chile no queda ajeno de esta realidad y los estudios señalan que entre el 20 y 30 por ciento de la población ha sufrido algún tipo de abuso sexual en su infancia. Estas cifras reflejan que el acto de violación y abuso no es tan infrecuente como la mayoría de gente parece pensar.
Durante años hemos sido señaladas como las culpables de actos que cometen los hombres hacia nosotras, por el simple hecho de cómo nos vestimos o si “provocamos” alguna situación que nos hace responsable de lo que nos han hecho. No solo la sociedad nos violenta con diferentes actos diarios, también lo hace la industria de la moda y la belleza, con el estereotipo de la belleza, como concepto de perfección. Diariamente la publicidad nos invade con imágenes que distorsiona la imagen corporal de nuestras niñas y adolescentes, llegando a ocasionar enfermedades de trastorno alimenticio por querer “pertenecer” a ese mundo de la perfección.
El feminismo no solo ha llegado para ayudar a otras mujeres en el empoderamiento, sino que también ha llegado para abrirnos los ojos de cómo hemos sido silenciadas por años, de cómo la sociedad machista y conservadora nos ha invisibilizado en nuestras luchas y manifestaciones, es por ello que este 8 de Marzo la invitación es a seguir creciendo unidas por la misma causa, para que nada ni nadie nos culpe por las acciones de otros, para poder caminar tranquilas por la calle, sin pensar que nos puedan agredir o violar solo por el hecho de ser mujeres. Que quede claro, el machismo mata, en cambio el Feminismo llegó a empoderar, educar, inspirar y construir en unión.
Por Paulina Lillo Pereira
Coordinadora regional Rebelión del Cuerpo