Cargo conmigo un inquietante sentimiento de “nostalgia”, que se origina por el difunto Cine Alhambra de Copiapó convertido hace varios años en un Mall Chino (que desfiló por distintas etapas y promesas de convertirlo en un Centro Cultural, situación que jamás ocurrió). Percibo y comprendo la necesidad de transformar las ciudades, pero debato sobre la forma y lo aterrador que puede ser la transformación de algunas localidades.
Es evidente que las ciudades se deben ir ajustando o desacoplando con el crecimiento y/o descenso de los ciudadanos, pero dentro de este escenario evidente se debería evitar la aniquilación de edificios patrimoniales, o de intervenciones groseras que afectarán directamente el colectivo de la memoria y la historia de sus habitantes, sin embargo, no parece importar demasiado “esto” de generar crueles transformaciones y demoliciones del pasado en algunas metrópolis.
Sus modificaciones borran la memoria colectiva, aunque el “recuerdo” siempre luchará por existir en el inconsciente social para sostener la historia de la urbe, no sé si será suficiente esta subjetiva mirada de recordar el pasado, ¿con qué fin alimentamos el pasado, la historia de una ciudad? ¿para vivir tranquilos y seguros sobre la “nostalgia” y así experimentar el pasado para existir en este presente?
Las ciudades son las cunas que albergan nuestra historia, pero ¿por qué permitimos que las destruyan o las profanen? ¿permitiríamos que nos amputen nuestra memoria, nuestros recuerdos? ¿una ciudad que no se modifica podría desaparecer?, como ocurre u ocurrió en algunos pueblos, lugares que se sostuvieron bajo una rica economía por un determinado tiempo, pero al decaer la producción sus habitantes emigraron hacia otras localidades, tal vez arrastrando la historia de ese sector.
Jane Jacobs menciona en su libro “Muerte y vida de las grandes ciudades” la crítica urbana centralizadora del modernismo, y sobre la destrucción de las ciudades en vez de restaurarlas. ¿Pero podría una ciudad sostener su arquitectura y restaurar los espacios por la eternidad? sin necesidad de demoler patrimonios porque deben ser reemplazados por edificios. Los edificios son necesarios cuando las ciudades crecen, necesitan conquistar espacios sobre el aire, no hacia el costado o hacia atrás.
Lewis Mumford decía “La demolición urbana y el reemplazo de edificios se convirtieron en uno de los principales rasgos distintivos de la nueva economía (…) En relación con la ciudad, el Capitalismo fue desde el comienzo antihistórico (…) no había lugar para las constantes humanas en el esquema capitalista: o, mejor dicho, las únicas constantes que el capitalismo reconocía eran la avaricia, la codicia y el orgullo, el deseo de dinero y de poder”·
Retomando la inquietud del difunto Cine Alhambra que fue desmontado, y sus butacas las extirparon de raíz, una de las riquezas culturales de la ciudad se la llevaron lejos de la visibilidad constante quedando en la memoria colectiva; Del mismo modo como ha ocurrido con otros patrimonios urbanos y propios de la sociedad.
El Cine Alhambra fue “dramáticamente” colonizado por un “Mall Chino” ¿qué medida tan arbitraría condujo a esta decisión? ¿habrán rescatado algo más de ese lugar?
Por Claudia Latorre Zepeda.