Aproximadamente el 30% de las consultas veterinarias se asocian a problemas en la piel de las mascotas. Y es que debajo de ese hermoso pelaje característico de cada raza, se encuentra la piel. Una piel delicada de la cual solemos olvidarnos con facilidad ya que no la vemos a simple vista y que al igual que la nuestra, debemos cuidarla con productos específicos. No es llegar y aplicar cualquier producto cosmético en nuestras mascotas, ni mucho menos aquellos formulados para humanos en ellos.
Productos como cremas hidratantes, protectores solares y shampoos para personas -especialmente los diseñados para bebés o que dicen ser “neutros”- son habitualmente utilizados en las pieles de los animales domésticos -la mayoría de las veces- por desconocimiento, lo que podría generar lesiones graves en ellos.
Este tipo de productos no deberían -en ningún caso- emplearse en la piel de las mascotas, porque además de algunos filtros solares como el óxido de zinc, las benzofenonas y los salicilatos, ingredientes como preservantes o algunos activos pueden resultar dañinos para ellas, tanto por diferencias estructurales de la piel como de comportamiento animal, pero la razón principal se debe al pH de la piel. ¿Qué significa esto?
Entender el concepto y la función del pH es fundamental para garantizar el cuidado no solo de nuestras mascotas sino también para nosotros mismos al momento de elegir un producto para aplicar en el cuerpo. El pH significa el grado de acidez o alcalinidad de la piel, lo que significa que utilizar productos con un pH apropiado permite un adecuado cuidado y funcionamiento de ésta.
Aunque los seres humanos compartimos muchas semejanzas anatómicas y funcionales con la piel de las mascotas, existen diferencias significativas y la principal es ésta: el pH. En ellos es cercana al neutro (alrededor de 7), mientras que nosotros tenemos una piel más ácida (alrededor de 5.5), razón por la que aplicar productos de uso humano en animales domésticos podría alterar los microorganismos normales que habitan en ella, afectando algunos procesos metabólicos de la barrera cutánea, pudiendo favorecer la presentación de problemas dermatológicos como dermatitis o resequedad de piel. Esto ocurre incluso cuando usamos productos cosméticos que mencionan tener pH “neutro” (como los shampoos de bebé que mencionamos al inicio), pues esto se refiere a que su pH resulta neutro para nuestra piel (pH 5,5) mas no para la de nuestras mascotas.
Lo importante, es que ante la aparición de cualquier síntoma anómalo producto del uso de algún producto, lo primero es suspender su uso e inmediatamente acudir a tu médico veterinario de confianza.
Por Natalia Matamala, médico veterinaria cofundadora de Pet’it