Punto de vista

¿Atacama regenerativa?

Hoy en día escuchamos desde múltiples veredas la palabra sustentable o sustentabilidad, dando sensación de que todo marcha bien y que estamos poco a poco escapando del abismo hacia dónde vamos como especie, haciéndonos creer que debemos “sustentar” esta forma o cultura de vivir. Personalmente no creo que sea así y tampoco me gustaría caer en el pesimismo, siento que en estos tiempos es preciso mantener la esperanza viva y dar pasos que nos encaucen en esta transición de co-construcción de una cultura de tipo regenerativa, con modelos económicos acordes a los patrones naturales.

Si pretendemos reaccionar ante la crisis sistémica que vivimos, si acaso queremos verla tal cual se nos viene encima y reaccionar, debemos apuntar hacia una de sus causas estructurales, la económica y, en particular, hacia nuestras conductas económicas. Algunos dicen que comprender la economía sin comprender algo de ecología y las leyes de la termodinámica, es no entender integralmente está “ciencia”, y para otros, comprender la crisis ecológica que vive el planeta, sin comprender el modelo económico, es no apuntar en el sentido correcto. Economía y ecología provienen de la misma raíz, de la casa o el oikos y, claramente, su disociación nos ha dejado en el abismo en el que estamos.

No es sustentable entonces continuar con esta manera de comprender y observar nuestro entorno, todo seccionado por partes y cada una de ellas independiente de la otra. Ni tampoco bajo la lógica de causalidad lineal, menos aún bajo la premisa básica de la economía neoclásica, “administrar los recursos escasos ante las necesidades infinitas”, ya que lo de escasos aplica solo para unos pocos y lo de infinitas es cuestionable… basta con apagar la televisión para comenzar a ver que no es tan así.

El camino debe ser la Cultura Regenerativa, que va más allá del tan manoseado concepto de sustentabilidad. La Cultura Regenerativa nos invita a hacernos cargo de la crisis sistémica desde acciones y diseños regenerativos de aquello que tiene o contuvo vida, volviéndole a sanar, a Re-generar, tal como un tejido humano dañado que pone en marcha sus mejores células para volver a dotar de vida a esas partes dañadas. Eso nos pide nuestra naturaleza, eso está clamando parte de nuestra especie humana que observa como el desastre ambiental comienza afectar a sus habitantes. Finalmente, un estilo de vida más pleno, saludable y justo a nivel social y ambiental.

Dentro de este marco, muchos trabajamos en distintos niveles de intensidad y en la co-creación de esta cultura; en esta transición hacia un estado de comunidad más simple, con nuevos valores y principios éticos. En esa nueva Cultura Regenerativa que intenta comprender y responder ante los fenómenos socioambientales actuales y locales, desde una mirada sistémica, poniendo en marcha acciones que den nuevos impulsos para el surgimiento de la vida, a la transformación y transmutación de todo aquello que ya dábamos por muerto y echado al “sacrificio”.

La experiencia práctica del compostaje nos da una muestra simple acerca de esta visión o concepto regenerativo. Desde la transformación de aquello que era inservible y que nadie quería tener a su lado, a un abono rico en microorganismos que se hacen parte de nuevos ciclos. En esa necesaria acción cotidiana tenemos la oportunidad de reflexionar y observar ese patrón común de la naturaleza.

Podemos ser el cambio que queremos ver, podemos y tenemos la capacidad como todo sistema vivo de autoregenerarnos, sanarnos y así contribuir a una sanación mayor. Podemos compostarnos también, cuando creíamos que todo estaba perdido y que navegábamos en la mierda, allí podemos transmutar en algo mejor. Podemos encontrarnos en la mirada con otro y ampliar así nuestro campo social y nutrirnos en esa experiencia, acompañarnos en esta transición, en esta bajada de ritmo y de andar que nos pide esta era que nos toca vivir.

Tenemos aún la posibilidad de Re-generarnos en lo personal y en nuestras relaciones, cada día se nos abre una nueva posibilidad, cuando vas de compras y observas que más que dinero tienes una enorme arma que puede cambiar todo esto. Cuando observas que con la energía del dinero puedes cambiar la marcha de los flujos que nos tienen dependientes y endeudados. Sólo tenemos que comenzar a tomar las acciones de compra correcta, dejando de lado el supuesto razonamiento “lógico” economicista, reduciendo y rechazando más que reciclando y reutilizando. Bien por los nuevos conceptos de economía circular, verde, azul, naranja, solidaria, etc; pero deberíamos acercarnos más y más a la maestra, a la naturaleza y sus millones de años de evolución, ella debiera guiar nuestro actuar y nuestra construcción, y así no permitir que los árboles no nos dejen ver el bosque una vez más.

Álvaro Pino Ríos

Socioeconomista & Permacultor

Miembro del Instituto Chileno de Permacultura