Equipo multinacional consiguió detectar y clasificar huellas de animales y un homínido en la zona oriental de la península británica de Gibraltar.
Se trata de un hallazgo único, que es la impronta de un homínido como un neandertal que además fue datada en una fecha cercana a su extinción. El geólogo de la Universidad de Atacama, Dr. Manuel Abad (Paleontología), indicó que “es la segunda de estas huellas que se describe a nivel mundial. Posee una característica que le da un gran valor que tiene en torno a 25 o 30 mil años; actualmente los científicos dicen que –el homo neandertalis- se extinguió hace unos 50 mil años”.
De acuerdo a este descubrimiento, el investigador de la UDA explicó que “Gibraltar fue un refugio para estos grupos y que pervivieron o persistieron, hasta hace 25 mil años antes del presente, en este lugar del sur de la península ibérica”.
El hallazgo científico fue localizado en las lomas de la Zona Este de la península de Gibraltar denominada Catalán Bay. En el lugar “se encuentra una formación geológica del Pleistoceno Terminal,de unos 80 a 100 metros de dunas fósiles, algunas de las cuales ya están consolidadas”, aseguró el Dr.Abad.
Para ilustrar el lugar, el académico español describió que “no son dunas como las vemos en el desierto, sino que son rocas. Es un modelado morfo-genéticoque podemos observar en el Desierto de Atacama, cuando vamos camino al aeropuerto -de Copiapó- donde resulta posible observar cómo los cerros están cubiertos por dunas. En el caso de Catalán Bay es lo mismo, solo que este sedimento ya ha quedado litificado (cementado) y tiene una consistencia dura, en tanto ya no son sedimentos, sino que son rocas sedimentarias, que es lo que ha permitido observar las huellas donde, en perfil, podemos observar diferentes depresiones e irregularidades que son interpretadas como estas huellas de animales vertebrados”.
FAUNA GIBRALTAREÑA
No sólo la huella de un homínido ha registrado este estudio publicado en la Revista CientíficaQuaternary Science Review, sino además diversas pisadas de animales que habitaban la zona aledaña al Peñón, también conocida como The Rock. “Lo que tenemos en estos sistemas dunareses, no sólo una huella de neandertal, que sería de un muchacho o muchacha adolescente que calculamos de 1 metro 30, sino también de una serie de animales que circulaban por estas dunas”, aseguró el paleontólogo.
“Ha quedado plasmado en estas dunas todo el tránsito de animales y de homínidos que circularon por ella en el Pleistoceno Terminal”, comentó Manuel Abad; en otras palabras, ha quedado registrado un fotograma del ecosistema que habitaba la Roca o el Peñón de Gibraltar.
El científico también destacó que el estudio da cuenta de una huella de elefante que se tumbó en la duna, en la cara inclinada de ésta, “posiblemente tenemos una huella de leopardo, varias huellas de cabra y algunas huellas incluso de cérvidos (ciervos)”.
Otra importante contribución de este estudio consiste en que, considerando que hay ocasiones en que el registro paleontológico es incompleto, “a veces hay que buscar muchos restos fósiles, los cuales no aparecen y hay que utilizar otro tipo de registros indirectos como son estas ignitaso pisadas de vertebrados sobre sustratos sedimentarios. Así podemos, de una forma indirecta, deducir el ecosistema y la sucesión faunística que habitaba el Peñón de Gibraltar”, destacó el académico.
TERMOLUMINISCENCIA
Uno de los factores que ha hecho más compleja la fase de datación del descubrimiento, afirmó Abad, ha sido que las pisadas fueron encontradas en lo que fue un suelo arenoso, “como el hallazgo es en un sistema dunar, está formado por granos de arena, de silicio, no hay restos de materia orgánica, por lo cual no lo podemos datar por Carbono 14”, comentó el geólogo.
En este sentido, el paleontólogo describió un complejo sistema de datación denominado termoluminiscenciau OSL (luminiscencia estimulada ópticamente) “que consiste en tomar una muestra de sedimento horizontal de un grano de cuarzo, en el que queda registrado en su estructura cristalina, la última vez que recibió la luz del sol y en el momento que se tapa la huella, por la capa de sedimento, no queda expuesta a la luz solar y se puede determinar cuánto tiempo ha pasado desde que está enterrado. Se trata de un método con mucha precisión aunque extraordinariamente costoso, pero que permite datar sedimentos que no tienen materia orgánica; así se ha podido datar la huella que tiene entre 25 y 30 mil años”, precisó Manuel Abad.
Cabe señalar que las huellas en sustratos arenosos son difíciles de conservar puesto que se deshacen al secarse, por lo que se requieren condiciones muy específicas para conservar una pisadas de estas características como “que haya llovido previamente de tal manera que el sedimento quede más blando y moldeable. En segundo lugar es que otra capa de sedimento las entierre rápidamente, antes que dicha huella se seque”, aclaró el investigador.
EQUIPO MULTINACIONAL Y MULTIDICIPLINARIO
Según el académico de la Universidad de Atacama, el equipo que ha desarrollado esta investigación involucra a especialistas de diferentes nacionalidades y disciplinas, como paleontólogos españoles y portugueses, además de sedimentólogos, geomorfólogos, especialistas en datación geocronológica y geoquímicos de varias nacionalidades como japoneses, canadienses y británicos.
Por parte de la UDA, colaboraron en esta investigación la científica e hidrogeóloga, Dra. Tatiana Izquierdo Labarca, junto al Dr. Manuel Abad, quienes se dedicaron a descifrar el paisaje y los sedimentos para entender cómo se configuraba el entorno.
De acuerdo al testimonio de Manuel Abad “las universidades que han liderado esta investigación son la Universidad de Gibraltar, que es un centro de referencia para el estudio de neandertales, la Universidad de Huelva, la Universidad de Atacama, la Universidad de Lisboa y algunos centros de investigación especializado en Geología del Cuaternario canadienses y japoneses”, complementó.