La autora tras obras como “Vaca sagrada” y “Los vigilantes” recibió la noticia vía telefónica desde Nueva York, luego de que la ministra Consuelo Valdés le comunicara que es la quinta mujer en obtener el preciado galardón que antes recayó en sus pares Gabriela Mistral, Marta Brunet, Marcela Paz e Isabel Allende.
Tal como lo establece la ley que creó el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, por primera vez la ministra de la cartera, Consuelo Valdés, fue la encargada de anunciar que Diamela Eltit es la nueva Premio Nacional de Literatura 2018, con lo que se convierte en la quinta mujer en obtener el galardón que antes recibieron sus pares Gabriela Mistral (1951), Marta Brunet (1961), Marcela Paz (1982) e Isabel Allende (2010).
La autora, escogida en forma unánime por su trayectoria y aporte cultural, recibió el llamado de la ministra Valdés en Nueva York, desde donde manifestó su agradecimiento y dijo que “esto de ser la quinta ganadora ojalá sea el punto de partida, porque hay muchas mujeres muy talentosas. Efectivamente hay una asimetría que la cultura tiene que reparar. El que se trate de un premio nacional es algo a lo que hay que responder y debe haber una participación igualitaria, ese es el horizonte”.
Además, agregó que “el propio medio (literario) debe reconocer que no ha sido equitativo con la entrega de este premio, que ha favorecido antes a 49 hombres. Es una tarea pendiente. Las escritoras debemos considerar y mantener una mirada muy atenta a estas asimetrías de género que acechan a la mujer en todos sus ámbitos. Es una batalla que seguirá en curso”.
Por su parte, la secretaria de Estado reconoció que “efectivamente hay una desproporción en la entrega del premio, y sin duda para Diamela esto será una referencia permanente con respecto al lugar donde ella se coloca en relación a las mujeres que la han antecedido”.
El resultado fue dado a conocer en la sala Ercilla de la Biblioteca Nacional, oportunidad en la que estaban presentes los miembros del jurado encabezado por la ministra Valdés y del que también formaron parte el rector (s) de la Universidad de Chile, Rafael Epstein, en representación de Ennio Vivaldi; el rector de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Jaime Espinosa, en representación del Consejo de Rectores; la profesora titular de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, María Eugenia Góngora, en representación de la Academia Chilena de la Lengua, y el poeta Manuel Silva Acevedo, ganador del Premio Nacional de Literatura 2016.
El máximo galardón de la literatura nacional se creó en 1942 y es entregado cada dos años a los escritores nacionales que, con su aporte a las artes y a la cultura, dan a conocer a la historia de Chile la excelencia, desarrollo y creatividad que tienen sus obras. El reconocido obtendrá un diploma, un monto de $20.912.678 y una pensión vitalicia mensual equivalente a 20 UTM.
Sobre Diamela Eltit
Diamela Eltit incursionó en el ámbito literario en la década de 1970, aunque recién fue conocida con la publicación de su libro de ensayos “Una milla de cruces sobre el pavimento” (1980). Luego, en sus primeras novelas “Lumpérica” (1983) y “Por la patria” (1986), la autora trabajó desde lo marginal (los bordes, como ella misma define su temática de interés). En 1989, publicó su primer libro de testimonios, “El padre mío”. En los 90 viajó a México como agregada cultural, donde finalizó su novela “Vaca sagrada” (1991). Ahí realizó, junto a la fotógrafa Paz Errázuriz, un libro de carácter documental sobre amor y locura titulado “El infarto del alma” (1994). En 1995, su novela “Los vigilantes” fue galardona con el Premio José Martín Nuez.
“Jamás el fuego nunca” (2007), título prestado de unos versos de César Vallejo para contar la claustrofóbica historia de una mujer enclaustrada que habla a su compañero sobre un pasado de revoluciones fracasadas e hijos muertos, fue escogido por Babelia (suplemento literario del diario El País de España) entre los 25 mejores libros en español de los últimos 25 años.
Hace unas semanas publicó “Sumar”, donde los protagonistas son vendedores ambulantes que se unen a una multitudinaria marcha. Se trata de una novela alegórica, sin tiempo ni relación con la realidad concreta, pero que dialoga con temáticas vigentes.
Fotografía: culto.latercera.com