Desde hace poco las mujeres están tomando fuerza en las letras, siendo visibilizadas por otros grupos tanto de escritoras como investigadoras, quienes tienen en cuenta que “casi siempre anónimo fue una mujer”. Pero tiempo atrás una de nosotras se aventuró en un mundo en el que se piensan las posibilidades; no estoy hablando de estadísticas ni nada de eso, sino más bien desde la literatura especulativa.
Cuenta la leyenda que esta norteamericana inventaba cuentos e historias desde el patio de su casa paterna, las que más adelante se transformaron en los grandes hitos de esta rama de la literatura: como las historias de Terramar o la federación de Ekumen.
Se dice que sin Úrsula K. LeGuin, el mundo de Harry Potter no habría sido posible, porque ella irrumpe con la fantasía con Terramar donde un niño debe aprender a dominar sus poderes en ese mundo de brujos, -luego una niña-, hasta ir adentrándose cada vez más en las diferentes posibilidades e ir experimentando con mundos posibles: mundos donde no hay géneros, otros se sirven del apoyo mutuo.
LeGuin critica y cuestiona desde un espacio discreto las injusticias del capitalismo y del patriarcado al experimentar e imaginar estos planetas habitados por humanos que han modificado sus propias características para llegar a esas “realidades”
Este ejercicio escritural de la GRAN Ursula K. LeGuin valió que ella se ganara todos los premios posibles y otros reconocimientos que no pudieron ser opacados por el patriarcado. Así que vaya y busque un cuento de ella y verá como con discreción esta escritora lo toma de la mano y le hace viajar por sus mundos haciendo que se cuestione este “el real”.
Por Karen Pesenti M. Diplomada en literatura Infantil y Juvenil-USACH