Tiempo sin vernos… agradeciendo el espacio a este noble medio, los invito a leer y reflexionar serenamente.
He de comenzar dejando clara mi postura (a diferencia de muchos, incluido el Presidente), estoy por el APRUEBO; sin embargo, tal como lo cita el título del comentario, nos cuestionamos si acaso nuevamente debemos elegir entre la opción menos mala. Probablemente se genere cierta polémica por la postura – sobre todo en climas tan intolerantes -, pero vamos a tratar de explicar con argumentos, a diferencia de varios voceros de la verdad que pululan en la prensa y redes.
El Estallido Social, que hoy cumple un año desde que fuera iniciado por los escolares (no lo olvidemos), encontró en la protesta callejera la fórmula para expresar su descontento por Injusticias Sociales en términos de educación, salud pública, las AFP, altos precios de insumos básicos, colusiones, falta de viviendas, infame distribución de la riqueza, e incluso la imparcialidad de Tribunales dependiendo el «bolsillo» de los involucrados. Como se mencionó en su momento, la crisis no estalló por el alza de 30 pesos del transporte, más bien, porque ya no se pudo contener los 30 años en que la izquierda y la derecha gobernaron para sus propios intereses, con una clase política aburguesada en detrimento de las necesidades del pueblo. Corrupción generalizada e institucionalizada, diríamos.
Cuando el Estallido no avizoraba término, los políticos (parlamentarios y altas autoridades), idearon una fórmula para conducir el descontento popular hacia una solución poco exigida en las protestas: la creación de una Nueva Constitución. Poco grito, panfleto o cartel asomaba entonces pidiendo esta nueva carta magna, aunque sí clamaban por las AFP, salud, educación y lucro. No obstante esta evidencia, los políticos de siempre, con acuerdos de siempre y con el secretismo de siempre, ofrecieron al pueblo la oportunidad de «cambiarlo todo» en menos de un año, con una Constitución que «podría incluirlos» en su elaboración (algunos después revelaron que se hizo para salvar el puesto del Presidente y la «democracia»). El pueblo aceptó, y tras más de un año – con pandemia incluida – llegó el momento de elegir: Aprobar o Rechazar aquello que los políticos nos ofrecieron.
Por ello, decir que el Apruebo es el mal menor, es aceptar que la Nueva Constitución no fue lo que el pueblo exigió en las calles con el sacrificio de muchos, sino que fue lo que los políticos nos ofrecieron como salvavidas del momento. Entonces, por qué Aprobar dirían algunos…. es una buena pregunta, sobre todo si ingenuamente creemos que en el país «todo marcha sobre ruedas» y que no es necesario cambiar el sistema. Estamos claros, optar por Aprobar es lo que hay. Pero no por ello debemos dormir en los laureles, pues que tengamos en el horizonte una nueva Constitución no quiere decir que la Presión Social exigiendo cambios en el modelo deba detenerse, al contrario, esta presión deberá mantenerse hasta conseguir resultados. Esa es nuestra opción. Con todo, quisiéramos argumentar la preferencia por la opción tomada, clarificando y desmintiendo posturas:
Quienes Rechazan te dicen que la Nueva Constitución será una hoja en blanco: Falso. Chile tiene una tradición constitucional de larga data, que contiene los pilares de nuestra sociedad, y que obviamente sentará las bases de un nuevo texto. Mientras que la figura de la hoja en blanco es más bien simbólica en el sentido de construir hoy sin censura y con diversas voces, la sociedad en que queremos vivir con justicia y dignidad. Por eso prefiero Aprobar.
… decir que el Apruebo es el mal menor, es aceptar que la Nueva Constitución no fue lo que el pueblo exigió en las calles con el sacrificio de muchos, sino que fue lo que los políticos nos ofrecieron como salvavidas del momento …
Quienes Rechazan te dicen que al Aprobar habrá que esperar dos años para ver cambios y respuestas a las demandas sociales: Falso. Quién podría creer o hacer creer a los demás que el país entrará en un punto muerto de dos años? acaso el año que le queda al Gobierno de Piñera o el próximo, no se hará ninguna reforma o ley que favorezca al pueblo, acaso durante dos años seguiremos atestiguando injusticias porque nadie trabajará por resolverlas, acaso a la clase política no se le movió el piso? Será que el slogan de Rechazar para Reformar no es más que una quimera, y no sea posible reformar ahora para conducir de forma paralela a la Constitución los cambios que los ciudadanos exigen para culminar en una mejor sociedad cuando ya tengamos la nueva carta magna? Por eso prefiero Aprobar.
Quienes rechazan te dicen que Chile es un país exitoso y que perderíamos todo lo ganado: Falso. Quizá fuimos un buen país o una «especie de oasis en el desierto» para las clases acomodadas, para la raza política, transnacionales, empresarios, grandes fortunas (muchas de ellas forjadas gracias a Pinochet), y para los apitutados de siempre, de lazos familiares, de parentesco o apellido. Si la riqueza y oportunidades hubiese llegado para todos, el pueblo no hubiera salido a las calles, no habría miles de chilenos heridos y muertos por fuerzas policiales en medio de protestas exigiendo dignidad, Chile no estaría en el ojo mundial denunciado por violaciones a los derechos humanos, no habría crisis en las instituciones (como carabineros), la población no viviría endeudada, y la estabilidad social no habría pendido de un hilo. Y que quede claro que el movimiento social no es de izquierda y menos de derecha, pues escapa dignamente de las fauces de los partidos políticos. Aquí no hay banderas ni colores. Por eso prefiero Aprobar.
Por último, quienes rechazan te dicen que una nueva Constitución no resolverá los problemas sociales: Falso. Como mencionamos anteriormente, lo menos que se puede exigir a las autoridades y «honorables» es que en dos años, paralelo a la redacción de la nueva Constitución, se concreten reformas de protección social. En eso, el pueblo exige que se sienten a trabajar. Sin embargo, la nueva Constitución ha de cambiar «artículos claves» que si podrán asegurar por ley los cambios esperados. Ejemplos: si hablamos de Educación derivamos al artículo que habla sobre «Libertad de Enseñanza», claro, una Libertad que no es lo mismo que «Derecho» a educación de calidad; al hablar sobre salud, la actual carta magna habla de proteger el «libre e igualitario acceso» a esta, pero no la «Garantiza» como un derecho (por eso hay que elegir entre salud privada y pública); sobre el Derecho a Vivienda, esta palabra en la Constitución actual NO EXISTE; sobre las Pensiones, la Constitución señala que el Estado deberá «garantizar el acceso a prestaciones básicas otorgadas por instituciones privadas y públicas», aunque en realidad quienes administran nuestras jubilaciones en Chile son los PRIVADOS, llamados AFP; por último, no está demás recordar que Chile es el único país del mundo en que el agua es un Recurso Privado y No un Derecho Humano (sino preguntemos a las mineras, Juntas de Vigilancia o algunos conocidos políticos de Atacama), situación establecida en el Código de Aguas de 1981, y que permitió que privados recibieran gratis de la Dictadura y que después lucraran con el vital elemento.
Pero finalmente, cómo cambiamos los artículos o normas constitucionales que no nos protegen. La realidad nos dice que solo es posible a través del denominado Quorum Calificado, es decir, con Mayorías Absolutas en las dos Cámaras (senadores y diputados de acuerdo), y que aún sobrepasando este obstáculo casi imposible, dicha norma después deberá pasar por el famoso Tribunal ConstItucional (donde habitan «amigos y socios»), que siempre las rechazarán al considerarlas INCONSTITUCIONALES… ¿¿círculo vicioso?? ahora ya entendemos porque se debe cambiar la actual Constitución….
Quedará como inquietud eso sí, el saber si realmente quienes redacten la nueva Constitución serán representantes civiles, o acaso los viejos políticos y ex rostros de partidos, hoy en día desempleados.
He dicho….arrivederci
Por Elmirón