Algo que ha comenzado a preguntarse en las calles, entre conocidos, entre desconfiados, es si realmente las fuerzas policiales están usando «inteligencia» en su accionar, sobre todo porque a muchos les llama la atención la sensación de impunidad con que se cometen actos vandálicos después de manifestaciones pacíficas. Como ejemplo, remitámonos al caso regional, más específicamente a lo sucedido el lunes 28 de octubre en Copiapó.
Según Carabineros, ellos han identificado a tres grupos que se presentarían en las jornadas de manifestaciones: las personas que marchan y se manifiestan pacíficamente; los grupos minoritarios que se cuelgan de las marchas para hacer destrozos, y finalmente; mínimas fracciones delincuenciales, que aprovechan estas circunstancias para salir a saquear. Hasta aquí todo medianamente claro.
El problema o inquietud deviene cuando da la impresión que las fuerzas policiales enfocan sus estrategias y personal casi únicamente en reprimir a manifestantes (pacíficos) y no en prevenir ni detener los saqueos. Para muchos la jornada del lunes 28 se desarrolló de esta forma, con una fuerza policial preocupada de quienes protestaban en la Plaza de Armas, – cuidando la Intendencia -, pero despreocupada e indolente mientras ladrones y vándalos destruían locales comerciales, tiendas y mobiliario público del sector céntrico, a dos cuadras donde se apostaban efectivos. ¿Cómo explicar esta situación y cuál sería el objetivo?
Hay que ser enfáticos, aquí ya se entra en un terreno de absoluta especulación, ideologización y hasta argumentación conspiraónica: para algunos la explicación estaría dada en que hay orden de dejar saquear, destruir y hasta bloquear (accesos, caminos), con el objetivo de crear una sensación de indefensión, temor y de hastío en la comunidad (que tienda a relacionarse con la manifestación), dando pie al uso irrestricto de la posterior represión y mano dura policial, por el clamor popular.
¿Podría llegar a esto el uso de la «estrategia» e «inteligencia» policial? Sinceramente esperamos que no, pues creer esto también podría dar el espacio a la posibilidad de que, – como se ha denunciado públicamente con grabaciones -, en determinadas ocasiones serían las mismas fuerzas policiales «infiltradas» las que propiciarían desmanes, saqueos y hasta incendios. No se puede llegar a tanto. Ahora bien, otra explicación mucho más sencilla, pero igual de cuestionable sería que dar el «chance» para delinquir, permitiría luego identificar y arrestar a los perpetradores sin mayor problema y con la crítica social (claro que el precio lo pagarían aquellos locales usados como carne de cañón o carnada). Por último, podría creerse que una tercera opción es que simplemente no hay mayor dotación policial en Atacama (porque dieron prioridad al resguardo de Santiago una vez más). Como enunciamos, pura especulación.
Reglón aparte, nos parece, es el uso del criterio e «inteligencia» policial respecto a denuncias por violaciones de derechos humanos sobre detenidos por un lado, y a la represión violenta e innecesaria sobre manifestantes, por otro.
Ahora bien, sin apartarnos del titular de este comentario, – que casi por única vez ha dejado de lado el tono irónico que lo caracteriza -, es de esperar que cada uno de nosotros use su propia inteligencia y discernimiento al ser receptor de las innumerables informaciones que circulan por internet. A no tomar nada por verdad sin saber el origen, sustento y objetivo de lo que nos llega, pues mentirosos hay muchos y en estos tiempos, son incontables los que pretenden sumarnos a sus propias causas. Mucho ojo también con autoproclamados lideres de fórmulas mágicas o quienes buscan subirse al carro popular (que sabemos, no obedece a ningún color o partido).
Es cierto que vivimos tiempos convulsos, pero no olvidemos que todo mensaje tiene un fin, y que en todo emisor o medio de información hay intereses, editoriales y hasta ideologías de por medio. Por ello, un punto de vista crítico, siempre será nuestro mejor aliado. ARRIVEDERCI
Por Elmirón
PD: Nótese que no hablamos de la otra «inteligencia» que también estaría operando, la «política», de segundo piso, y que ya estaría tras varios personeros que no se han mostrado «leales».