Luego que la periodista Alejandra Matus denunciara en televisión los presuntos vínculos que existirían entre el Presidente Sebastián Piñera y la empresa concesionaria de casinos “Enjoy”, sumada a una «bullada» entrevista desde la cárcel a Mauricio Hernández Norambuena, se dio a conocer que la jefa de gabinete del Presidente, habría llamado a los dueños del canal La Red, en Miami, para quejarse por los contenidos en que estaría enfocándose la empresa televisiva. A todas luces, una forma de presionar y de intentar censusar a un medio de comunicación.
Cuando pensábamos que este tipo de prácticas habían quedado atrás con la Dictadura, sorprende de alguna manera la torpeza de comprometerse en estas acciones. Claro, ya que si bien siempre han existido autoridades o personas «de poder» que buscan controlar la información y los medios, la mayoría de las veces no sabemos publicamente de estas «presiones». Como lo dijimos en anteriores comentarios, el poder sobre los medios no solo es político, sino que también muchas veces es económico (con los auspicios). Los medios regionales no están exento de este tipo de debilidades.
A propósito de la vuelta a la notoriedad del ex intendente RN, Francisco Sánchez, debido a la ampliación de querella criminal en contra de su persona y de Rodrigo Albornoz por el Consejo de Defensa del Estado por presunta negociación incompatible y cohecho (por el caso Atacama Kozan), recordamos una ocasión en que, según dicen, siendo primera autoridad regional no le habría parecido una investigación de un diario local, – que no es autenticamente regional-, y habría reclamado en la propía oficina de calle Atacama, polemizando contra la periodista que habría realizado el reporte. Claro, de esto nada se supo oficialmente, aunque siempre hay testigos (¿habrá incidido este hecho en su afán de ser dueño de Diario Chañarcillo?).
Otra situación que mostró el peso del auspicio o el poder de la política en los medios, se reveló cuando un conocido diputado UDI se molestó contra el locutor de radio Nostálgica, que le preguntó por qué no habia votado por el retiro del 10 por ciento de las AFP, situación que hizo enojar al parlamentario que reprochó al comunicador en vivo, cuestionándolo. El tema no habría sido tan grave si no se considerara que el diputado pagaba, – y muy bien -, por el espacio semanal en la radio. Esto, de alguna forma, lo ponía en situación privilegiada.
Como ésta, hay muchas otras situaciones de presión e incluso animadversión de ciertos políticos a medios de comunicación como por ejemplo, – yéndonos varios años atrás -, la recordada bronca del ex edil Cicardini contra TVN red Atacama, que lo llevó incluso a enviar una carta de reclamo a Santiago por la actitud de un periodista contra su persona y las supuestas notas televisivas en contra de su gestión. Como sabemos, el padre de la diputada PS es dueño de varios medios de comunicación, cuestión que supo utilizar astutamente mientras fue alcalde e incluso hoy, le entrega «la espalda» suficiente para apoyar a un joven candidato de Chile Vamos que va por el sillón edilicio copiapino (aunque esa es harina de otro costal).
Siguiendo en la temática central, a veces hay que aplaudir a los ágiles de prensa local que aún teniendo la negativa a dar declaraciones o entregar más información de parte de autoridades, servicios o empresas, logran sacar a la luz ciertas noticias e informaciones de interés para la comunidad. Tampoco es que en Atacama se haga mucho periodismo de investigación, sobre todo hoy con la proliferación de medios que solo repiten comunicados y algunos en evidentes campañas, pero de vez en cuándo se hace un buen trabajo de denuncia. Lamentablemente el «peso» y las implicancias de ciertos temas locales como las condiciones de trabajo de inmigrantes en los parronales, la venta de derechos de agua a mineras, la situación de relaves abandonados o la falta de competencias en cargos políticos, impiden una mayor investigación.
Por otra parte, hay que entender que una forma de limitar la acción de los medios es cuando autoridades deciden dar puntos de prensa o conferencias sin opción de preguntas (como se realizaba desde la Intendencia Regional en la primera parte de la pandemia), o enviando escuetos comunicados con la reserva de «no dar más declaraciones» ¿cómo se puede investigar e informar correctamente en estas condiciones? Peor aún cuando los mismos que hablan sin permitir contrapreguntas o dicen solo lo que les conviene, son quienes auspician con publicidad a los medios u ostentan un poder politico «poco amigo» de los cuestionamientos y de las investigaciones en profundidad. ARRIVEDERCI
POR ELMIRÓN