Al igual que en ocasiones anteriores, EL OJO QUE TODO LO VE, aprovecha este espacio de comentarios otorgado por Letra Brava, para difundir artículos interesantes que involucran temáticas sociales, económicas y políticas de la región.
En esta ocasión, cedemos la oportunidad al investigador local, Vidal Naveas Droguett, quien nos relata a modo de crónica lo que se vivió en una reunión relacionada con la explotación del litio en el Salar y Laguna Santa Rosa:
«Días atrás concurrí a una accidentada reunión en el salón de actos del edificio MOP en Copiapó, donde se dio a conocer el Proyecto de Impacto Ambiental Sales Maricunga, por parte de la empresa SIMCO SPA. Digo accidentada, porque los timoratos expositores, al parecer no tenían bien claros algunos conceptos ni conocimientos de la geografía cordillerana de Atacama.
Hubo bastantes interrupciones entre los asistentes, algunos de los cuales pedían repetir una y otra vez ciertas acepciones. Había en la sala bastantes y experimentados entes, que viven y laboran en la montaña, otros que practican deportes y hacen turismo. Había geógrafos, periodistas, operadores turísticos, ambientalistas y políticos retirados de la minería; también se encontraba la concejal Paloma Fernández; y varios otros observadores como en el caso mío. Estaba bastante variado el auditorio.
La Empresa SIMCO SPA de Antofagasta (con sus representantes) hizo una exposición bastante complicada, con mucha gente, (había una mesa llena de consultores para diferentes materias – más los que se daban vueltas y vueltas repartiendo papeles –, otros filmando y sacando fotos). El ambiente era como cuando uno va a un remate y está lleno, pero lleno de palos blancos.
En su exposición SIMCO SPA, dio a conocer que iba a trabajar un proyecto de producir Carbonato de Litio, mediante dos métodos: Extracción por Solventes y Evaporación Solar. Para su proyecto haría extracción de aguas de 24 pozos de los cuales obtendría 275 litros por segundo, (un tambor y medio) y devolvería 140 litros (tres cuartos de tambor, aprox.) El proyecto tendría una duración de 24 años en total, considerando una fase de construcción de tres años, uno de operación de 17 años y uno de cierre de 7 años. Y para estas acciones daría trabajo a 60 personas por un tiempo fijo, para la construcción y operación entre 200 y 270 personas.
El producto se embarcaría en los muelles de Coquimbo, y tendría sus oficinas en la vecina región, donde pagaría todos sus impuestos y patentes también. Entre los dime y diretes, un representante de la empresa declaró que era un proyecto de «impacto significativo» y no pudo hacer entender a los presentes cómo se va comportar el acuífero durante el proceso del proyecto. Estaba claro que no sabían que comportamiento tendría el Salar y la Laguna Santa Rosa, los principales afectados con este proyecto.
Al preguntarsele que pasaría si llegan otros proyectos mineros o como reaccionaría la cuenca tampoco hubo respuesta sensata. Sencillamente los datos aportados eran insuficientes y lo más probable sea que se dañe la Laguna y ello lo considerarían un impacto no previsto. Claramente algunos consultores declararon no conocer el área, entonces este estudio se hizo en una oficina. Esta presentación sienta un grave precedente, no se hizo consulta a nadie. No se consideró a las comunidades indigenas ni a los operadores turísticos. Por tanto creo que este podría ser el estándar de medición para los próximos proyectos de litio que como moscas al plato, de seguro pronto llegarán a la región.
Con esta acción, de invitar a la comunidad para conocer “el estudio” se da por enterado que el pueblo de Copiapó, el pueblo Chile fue “legítimamente informado” y todos aquellos que presenten objeciones deben hacer sus reclamos y/o descargos por complicados sistemas, a los cuales las personas naturales no tienen acceso. Estas presentaciones se hacen en distintos lugares y fechas, lo más discretas posibles, para así dar cumplimiento al facineroso sistema aplicado en Chile para la obtención de explotar los recursos mineros e hídricos de todos los chilenos, para el enriquecimiento de unos pocos. Sobre la empresa SIMCO SPA, su propietario o accionista mayor es hijo de Francisco Javier Errázuriz, empresario, banquero y ex candidato a la presidencia de Chile – recordado mayormente porque hizo su fortuna criando dos pollitos – con los cuales llegó a convertirse en un potente empresario.
En la foto adjuntas se ve un volante “informativo” que muestra un lugar que, mas parece un paisaje lunar, sin vegetación, árido, muerto, pasquín que pretende impactar a quienes no conocen las maravillas que tiene nuestra cordillera de Atacama, sus glaciares, lagunas, volcanes y el Parque Nacional Nevado Tres Cruces, los cuales se verían bastante afectados con un proyecto tan tétrico como este».
Por Vidal Naveas Droguett