Revista Letra Brava en alianza con PECAFilms y el I Festival Internacional de Cine de Terror Atacama – FICTA, presenta las narraciones ganadoras de la convocatoria «Microrelatos de Terror», categoría adultos.
El show familiar del horror
Él padre era un hombre terrorífico y manipulador, especialmente cuando el coito con su mujer era manejado por él y sus aberrantes pensamientos. Él desconocía que al ahorcar a su recién nacido hijo, tocaría el fondo del éxtasis; con amor pisoteó su cráneo, para luego abusar del cuerpo sin vida de aquel inocente niño. Disfrutó del acto que provocó su excitación tan macabra como incomprendida. Él y su mujer acabaron en el acto.
Por Renato Carvajal Álvarez – 1er. Lugar
Aquel día
Cuando niño siempre fui curioso y aventurero, no le temía a nada. Hasta cierto día que todo cambió. Aún recuerdo a aquel sujeto, esbozo una bella sonrisa únicamente para mí, yo tímidamente se la devolví; pero cuando camino hacia mí, quedé completamente paralizado. Estaba cubierto por una piel verdosa inyectada en sangre, con las carnes abiertas de tal manera que todo lo interior estaba expuesto. Era una vista digna de pesadillas futuras, ojalá nunca hubiera entrado a ese cementerio.
Por Kar – 2do. Lugar
El Monstruo
Siempre me decían ―No hay monstruos en tu armario, es solo tu imaginación― y cada vez, yo les creía. Les decía a mis papás que algo me estaba viendo, y ellos siempre me decían lo mismo, ―Es tu imaginación, no va a pasar nada―. Pero esa noche, lo escuchaba respirar, escuchaba su risa, les gritaba a mis papás, y ellos no venían. En ese instante solo cerré los ojos, y esperé a que todo terminará.
Por Gabriel Pino – 3er. Lugar
¿Dulce sueño?
Ella estaba dormida, soñando con su amada familia, cuando una fuerte punzada arrebato su sueño y su sentir. Ella despierta con una lágrima en su mejilla y un estremecedor y horrible frío que recorría su cuerpo.
– ¡Logramos matarla al fin! – dijo el padre mientras sacaba el cuchillo del corazón de su hija, y abrazaba a su esposa, la madre, con una expresión de felicidad pura en su rostro.
Por Yannira – Mención Honrosa