Punto de vista

La nueva paternidad: ¿Más discurso que práctica?

Yo diría que por ahí va la cosa. Ok, les doy el beneficio de la duda. Es cierto que los padres actuales han ido modificando sus roles. Están más activos en la crianza de sus hijos, por lo menos muestran mayor interés, más del que mostraban sus propios papás o abuelos. Claramente ya no todos llegan de sus “pegas” a “echarse” al sofá  a ver tele, y más les vale ¿o no?

Me limitaré a escribir basándome en una familia tradicional (Papá, mamá e hijos), pero teniendo en cuenta que hoy existen varios tipos de familias y por ende “una amplia gama de paternidades”

El papel del papá ha sufrido importantes cambios. Ya no sólo se acota a ser el proveedor de la casa. Pero así como varios psicólogos, creo que aquí hay más discurso que práctica. Sigue existiendo una brecha cultural significativa entre los hombres y las mujeres respecto a las “tareas de crianza”.

Un ejemplo. Un estudio de “Comunidad Mujer” indica que las mujeres de entre 25 a 59 años dedican 28 horas a la semana a cuidar a sus hijos, mientras los hombres dedican 12 horas, de las cuales en el 60 por ciento se restringen en jugar. Bañar a los niños, darles de comer, hacerlos dormir, son tareas de exclusividad de las mamás en “hasta seis veces más tiempo que los padres”, injusto, ¿verdad?

En los últimos 30 años las mujeres han realizado cambios significativos en el ámbito laboral, sin embargo los hombres no han entrado así de fuerte en temas del hogar, tal como corroboran algunos expertos.

¿Por qué hay labores que aún se asocian a los papás, como enseñar a andar en bicicleta, a nadar, ir a buscarlos de las fiestas y no así como cambiar pañales, preparar comidas?. Porque la “brecha de género” persiste también en las familias, pese a los avances.

Si los papás estuvieran más involucrados en la crianza de los niños en todos sus niveles, los resultados serían mucho mejores. Estaríamos educando a nuestros hijos alejados del machismo o el sexismo que se transmite de generación en generación, y que siguen calando hondo en nuestra sociedad. Y una enseñanza temprana es vital para terminar con el círculo vicioso.

Por Carla Olivares Vergara.