Como primera columna del 2019 quise meterme en la pata de los caballos con un tema que surgió a raíz de un suicidio ocurrido hace unos días en Caldera. Al leer los comentarios sobre esta situación en las redes sociales, descubrí como es tan fácil que quede en evidencia la poca empatía que existe en las mujeres hacia el propio «gremio».
Sea cual sea la razón por la cual una persona tome la determinación de suicidarse, es sumamente difícil dar una opinión y lo peor enjuiciar a quien cometió dicho acto, en este sentido, llama la atención que, en este caso, existan comentarios como: «eres estúpida, no hay que tenerle pena, había pensado en ella y no en sus hijos», «ella fue responsable, porque tenía depresión y no se la estaba tratando», etc.
En otros planos, esa nula solidaridad femenina se manifiesta de forma anónima, callada y quizás de la forma más injusta; la imposibilidad de mujeres con hijos recién nacidos de encontrar trabajo porque precisamente, tener un bebe, condiciona los tiempos de producción en los trabajos.
Y ojo estoy hablando de empresas y servicios públicos de Atacama, donde lamentablemente se tiene ese pensamiento e incluso cuando mujeres son las encargadas o jefas, dueñas de tomar este tipo de situaciones.
Quizás otro ejemplo más mundano donde la falta de solidaridad femenina se manifiesta es la moda; los comentarios sobre como se viste la nueva compañera de trabajo, lo mal que le quedan los lentes a la vocera de gobierno Cecilia Pérez, el sobrepeso o delgadez de una figura televisiva o incluso comentarios de racismo a una profesional de nacionalidad diferente a la chilena.
En resumen, creo que muchas mujeres son poco solidarias con el mismo género y claro, la forma de salir de eso, solo será posible, humilde opinión, si las mujeres del mañana, no son criadas por nuestra sociedad consumista y competitiva donde prima la técnica del codazo.
Por Cristian Abello Navarro
