Punto de vista

Los «duendes mágicos»: ¿La verdadera cara de la Navidad?

Quiero creer que la mayoría de los papás pasamos gran parte del año tratando de enseñarles valores a nuestros hijos, dando el ejemplo, tratando de no “mostrar la hilacha”, no tan seguido por lo menos. Pero basta que una cadena de retail haga una extraordinaria campaña de marketing para que algunos papás «caigan redonditos» y estén dispuestos a todo: Bancarse filas enormes, peleas, discusiones e incluso pagar ocho veces el valor original para obtener el regalo de moda que está agotado en todo el país. ¿Los famosos “duendes mágicos” muestran el verdadero sentido que algunos dan a La Navidad?

Yo diría que sí… Es verdad que hay niños más exigentes que otros, que siguen las modas, que quieren el mismo regalo que el compañerito, etc. Pero para eso estamos nosotros pues, para salvar situaciones, para aprovechar el momento y enseñar.

Expliquémosles que los bienes materiales no tienen mayor relevancia. Que no todo se puede conseguir de forma fácil ni inmediata. Que el mundo no se acaba si esta pascua no reciben el juguete que aparece en la TV.

He leído que muchos papás prefieren regalar el famoso duende porque son «tiernos, baratos y ayudan a mantener a  los hijos alejados, por ejemplo, de los celulares». Concuerdo, pero nada justifica la locura por comprarlos. Si no se pudo obtener, no se pudo no más pues. A mi juicio, el problema no es el «mono» en sí, sino la relevancia «trastocada» que le dan los adultos. Se les está enseñando a los niños que todo se debe resolver al instante y sin importar cómo. Se les está enseñando a ser competitivos e intolerantes a la frustración.

Mejor dejemos la “vorágine” navideña. Miremos al lado, agradezcamos por la familia que tenemos, por nuestros niños, invitémoslos a hacer una buena acción, dediquémosle tiempo, y que el regalo pase a segundo plano… Sin duda estarán igual de felices.

Por Carla Olivares Vergara