Hace unos días en Copiapó se vivió un ataque a una central de paso eléctrica. Entre el humo de las barricadas y luego la incesante gasificación con lacrimógenas que debieron soportar los vecinos de los sectores de El Palomar y Rosario en esa ciudad, se quemaron varios vehículos de una empresa contratista y se prendió fuego a las instalaciones de la empresa distribuidora de electricidad de Atacama.
Más allá de que esto se dio en el contexto de que el Gobierno busca apoyos políticos para entregar facultades policiales al ejército, permitiéndole actuar en espacios de “infraestructura crítica”; quiero ir a un episodio sobre el cual se pronunció el Colegio de Periodistas de Atacama. El contacto telefónico realizado en el canal La Red donde se contactan con una corresponsal en la capital regional que emitió el siguiente comentario al aire:
“Lo que sí podemos ver es que en el hecho que ocurrió ayer al momento de llegar Policía de Investigaciones desaparecieron todos. Qué quiere decir eso, estamos claros, todo lo que hace Policía de Investigaciones, a ellos les tienes más respeto que a carabineros. La semana antepasada una gran cantidad de personas ingresaron al regimiento militar. Entonces aquí cuando se habla tanto de los Derechos Humanos, aquí a las personas al tratar de ingresar, al ingresar a este establecimiento alguna persona fue baleada y ahí es cuando salieron los de los Derechos humanos”.
Lee el extracto completo y la declaración del Colegio de Periodistas de Atacama aquí
A eso sumemos lo que ha ocurrido en pantalla con Tonka Tomicic y Hermógenes Pérez de Arce, quien declaró sobre las violaciones comprobadas y evidentes a los derechos humanos “que no es lo más importante”, por lo que la animadora le pidió que se fuera. Nunca había estado tan de acuerdo con ella.
Y esto porque en ambos casos se mete el discurso de que los Derechos Humanos son relativos, siendo que son absolutos. Relativizarlos es abrir las puertas al abuso de la fuerza. Eso no se puede permitir.
La importancia y validez de los DD.HH. es algo que la derecha chilena suele relativizar, recordemos lo que pasó con el Museo de la Memoria el 2015. Esa vez se pedía dar un contexto para las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura. Como si el “deterioro de la democracia” (tesis planteada por los sectores conservadores y liberales de derecha) fuera suficiente motivo para matar y torturar a personas de forma selectiva sin derecho a ningún tipo de juicio ni defensa alguna. Una persona contra todo el aparataje del Estado. Personas trabajando con las platas del fisco para asesinar o desaparecer a parejas, hijos, hijas, primos, primas, madres y padres.
Ese mismo discurso lleva a la falacia de equiparar muertes o personas violentadas en actos políticos al hecho de que el Estado violente a los ciudadanos, quienes como humanos individuales deben recibir la bota de todas las instituciones que controlan la fuerza y tienen los recursos del país para mantener el monopolio de la violencia. No es equiparable el ataque entre sí de grupos politizados o no politizados. Si los skinhead y los bonehead se atacan entre ellos no es asunto de violencia de Estado, es violencia política. Esto es importante de explicar de manera sencilla. Los Patria Libertad golpeando militantes comunistas en las calles era violencia política, no violencia de Estado en términos estrictos. De ahí en más, las fuentes de financiamiento de ese proyecto fascista dejan claro que había un Gobierno y un Estado Federal claramente detrás, pero eso ya es materia de otra discusión.
El ataque por parte del Estado a las personas es motivo de violación de derechos humanos. El ataque entre sí de personas, ciudadanos, va en otros planos de interpretación. Por eso cuando se expresa esta idea: “se habla tanto de los Derechos Humanos, aquí a las personas al tratar de ingresar, al ingresar a este establecimiento alguna persona fue baleada y ahí es cuando salieron los de los Derechos humanos”; es caer en la falacia de “los carabineros también tienen derechos humanos”, en esta caso equiparando el desorden y la invasión a un espacio militar, como materia de derechos humanos para argumentar el ataque de individuos u organizaciones contra los agentes del Estado.
¿Por qué digo que es una falacia argumentativa equiparar los derechos humanos de individuos frente a la condición de carabineros?
Porque solo los agentes de Estado pueden ser violadores de derechos humanos. No las personas individuales. Esa realidad es desmoronada sistemáticamente por quienes validan y considerar natural el uso de la fuerza excesiva por parte de los cuerpos armados estatales (Sea cual sea). En ese boicot discursivo y fomento de la ignorancia fundan el poder de los discursos de odio y se abre la puerta a otros fenómenos como el negacionismo (Hola Pérez de Arce).
Claro está que los carabineros como individuos tienen derechos humanos, pero estos se pueden ver violados (como ha ocurrido igualmente con policías, militares y magistraturas civiles de la institucionalidad estatal) cuando el mismo Estado les agrede a través de sus múltiples formas de ataque. Para ello pueden acudir a instancias internacionales en caso de sufrir discriminación, violencia institucional, no poder optar a la justicia y el debido proceso, etc.
Si carabineros son atacados por otras personas de manera individual no es un delito de Derechos Humanos, es un delito que es perseguido por el Estado y eso está penado: “los delitos de matar un carabinero que se encontrare en el ejercicio de sus funciones y de maltrato de obra a Carabineros, están contemplados en los artículos 416 y 416, respectivamente”. Eso está en la legislación.
Por eso cuidado con las ideas que se meten en el discurso público burlándose de personas que han sufrido la violencia de parte del Estado siendo profanados sus Derechos Humanos equiparando la situación de los policías en las calles.
En los casos anteriormente comentados podemos ver que el relativizar o reducir la importancia de los derechos humanos es obviar la clara diferencia de poder que tiene un individuo versus la maquinaria institucional gigante que son los estados frente a una sola persona.
No podemos relativizar la validez e importancia de los Derechos Humanos. Hacer eso, es abrir las puertas a la masacre sistemática de las personas. Hoy Chile atraviesa un momento histórico que se busca policializar, castigando físicamente a la población. No podemos decir que los derechos humanos no son lo importante, o que sólo sirven a uno u otro sector político.
Por Antónimo Zapata