Paulina Caniuqueo Millaqueo, mujer resiliente y empoderada

Participando en diferentes instancias dirigidas a mujeres empoderadas de Atacama, conocimos a Paulina Caniuqueo Millaqueo, descendiente mapuche como evidencian sus apellidos. Llegó a la región hace cerca de 20 años, periodo en el que experimentó una transformación que la ha convertido en la mujer fuerte, con voz, proactiva y líder que es hoy.

Paulina es un ejemplo de resiliencia. Fue una de tantas mujeres que sufren violencia intrafamiliar; era un número más en la estadística hasta que logró salir de ese círculo macabro, no fue fácil pero pudo y se reinventó. Estudió, se tituló de Asistente Social en Atacama y comenzó una nueva vida.

Tras años de experiencia en su área y luego del aluvión de 2015, – cuando apoyó la emergencia desde la Gobernación de Copiapó -, visualizó la necesidad de organización que existía en Viñita El Palomar, sector frente al Liceo El Palomar, donde reside. Ahí comenzó asomar su beta como dirigente social.

“Con la emergencia me di cuenta de que muchos no sabían cómo se llamaba el vecino de enfrente, el vecino de al lado. Cada uno vivía su vida”, esta realidad fue la que motivó a Paulina a conformar la junta de vecinos del sector. “Pensé, si yo he podido ayudar a que otros grupos se organicen, ¿Por qué no empiezo por mi casa, por mi espacio que no está organizado?, así en cualquier caso de emergencia por incendio, terremoto o cualquier otra situación, vamos a estar preparados”, reflexionó en ese momento.

Junto a otrxs vecinxs comenzó a tocar una a una cada puerta y empezó el diálogo. Recuerda que los primeros contactos fueron difíciles, pero hoy ya son un grupo consolidado, trabajando además en sincronía con los dirigentes de las juntas de vecinos de otros sectores de El Palomar.

Junto con ser actualmente la Presidenta de la Junta de Vecinos “Viñitas del Desierto”, se prepara para afrontar un nuevo desafío en la Mesa Indígena Multicultural Región de Atacama, MIMRA, instancia en la que participa como descendiente mapuche y en la que espera contribuir como dirigente al postularse en las próximas elecciones que se desarrollarán en octubre. “Me gustaría aportar al empoderamiento de MIMRA dentro del contexto de organizaciones indígenas y frente a las autoridades, me gustaría promover la solidaridad entre los diferentes pueblos presentes en la región y motivar la participación activa de todos los integrantes de la organización”, señala al respecto.

SUEÑOS Y METAS 

Pero ahí no se acaban sus aspiraciones, tiene un anhelo más, un sueño compartido con sus colegas, asistentes y trabajadores sociales de Atacama. Se trata de la conformación de una organización a través de la cuál puedan contribuir a la creación de una Ley que las y los resguarde como profesionales, “no tenemos ninguna ley que nos ampare ante enfermedades, precarización de sueldos; en temas de formación y capacitación. Por ejemplo, hace unos años nos querían sacar del área de salud porque, según algunas autoridades, no cumplíamos las condiciones para trabajar con los equipos multidisciplinarios”.

Además destaca que “nosotros trabajamos con la mente también, el peso es diferente. Hay un componente emocional muy cansador, hay un estrés enorme y los sueldos a veces son irrisorios… 400 mil pesos por jornada completa para un profesional no es posible”, sentencia.

Si bien existe el gremio nacional de asistentes y trabajadores sociales, Paulina comenta que en Atacama han sido gremios con muy poca participación. En este contexto en la actualidad junto a colegas de la región están reuniéndose, convocando a otrxs interesadxs y conversando con los gremios para evaluar activar estos mismos o generar una nueva organización funcional en la región. Mientras ese diálogo y las definiciones están en curso, quienes ya se reúnen planean actividades para la celebración del Día Nacional del y la Asistente Social, el 11 de noviembre.

Son diversas las metas de esta mujer que no sólo a descubierto su propia voz en tierras atacameñas, sino que también se ha dado cuenta que, a través de su voz, pueden resonar las voces de muchas y muchos otrxs que necesitan representación. Un ejemplo de liderazgo y resiliencia digno de aplaudir.

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