Punto de vista

¿Por qué FICTA?

Porque el miedo necesita un escenario físico, necesita ser escuchado y observado. El miedo es parte del ser humano, es la escena de un acto propio, es el padre y la madre del terror, es el hijo y la hija. El miedo es la amenaza de un peligro real o irreal, es el sentimiento desagradable que te genera terror, y el terror es el miedo a morir, a vivir, a enfrentarte con una percepción de peligro. 

El miedo habita en el sistema límbico, ahí residen las emociones, esas sensaciones de incertidumbre, «cualquier cosa puede pasar».

FICTA es el albergue del miedo, y te permite liberar a través de las emociones y el arte un mundo visual y de letras bajo el mecanismo central que sacude y expulsa a la adrenalina a través de la creatividad, literatura, cine, música, pintura. Los miedos propios, y ajenos se proyectan en ese telón y hoja en blanco de FICTA.

El festival de cine y literatura  del norte, es la atmósfera que cruza las líneas del miedo, y hay que cuidarlo porque sus raíces nacen desde una necesidad humana, y la imaginación permite ir construyendo este espacio artístico que no censura, y que construye el escenario donde el miedo pueda sentarse en un cómodo sillón a narrarnos historias de otras generaciones, reales o de ficción. 

Tendremos la antesala del festival para darle el  impulso a la tercera versión, esa versión que espera ansiosa en su carruaje de acero y tallado de historias, tendremos los conversatorios propios del FICTA, los talleres y competencias que permiten la circulación de  obras a través de otros festivales aliados.  FICTA se enraíza en el desierto  y seguirá creciendo.