En LETRA BRAVA te invitamos a conocer este cuento de la escritora chañaralina.
Luchito, aprendiz de pájaro, juntaba peso a peso, esperando los tiempos de vientos, el tiempo de las banderas chilenas para ir donde don Luis, el volantinero, con quien se ganaba algunas monedas extras, ayudando a pegar papeles con engrudo o colapez sobre cañas de coligue. Corría junto a los niños cerca de los cerros para que los elevaran y demostrar lo bueno que habían quedado; el viento colado por entre los cerros permitía la mágica fuga multicolor, una veintena de volantines parecían pájaros multicolores volando por el cielo límpido del desierto.
Y encolando cañas… él soñaba con ver a su madre, soñaba buscarla entre los ángeles, a veces también, como un volantín queriendo volar.
¿Porqué yo no tengo alas? Se preguntaba, así podría ir y regresar del cielo.
¿Por qué no me llevó mamá, abuelo? Si me prometió que siempre estaríamos juntos, eran sus quejas diarias.
El abuelo Luis con lágrimas en los ojos, respondía a diario: reza cada noche, pídele que te cuide, piensa en otras cosas. Pero pareciera que era una fijación, era tan repetitivo que el abuelo Luis estaba asustado.
-. Abuelo Luis, le compro esas cañas largas.
-. Y pa que querís unas cañas tan relargas oye?
-. Para hacer un volantín muy, muy grande.
-. De nuevo con la lesera de ir al cielo cabro, sácate eso de la cabeza, no se puede.
-. Es que ya compré muchos pliegos de papel y los niños van ayudar a elevarme.
-. Ya sabemos que el domingo habrá viento norte como las 8 de la tarde, ahí iremos al Cerro Botín.
-. Al rezo de la noche quietito decía: Madre ya falta poco para dar ese salto y que me lleves de la mano.
Los días fueron pasando y con la inocencia de niño contaba los días; hoy se ha decidido, abrirá las alas, hoy el viento soplara más intenso y será el esperado encuentro.
Ya está anocheciendo y por el cerro se ven tres siluetas subiendo, son Rufo, Sergio y Black, su fiel perro. Ayudado por sus amigos, Luchito va instalando las alas cuidadosamente para que no se rompa el papel que se bambalea con el viento. Ellos lo afirman.
Soplen cabros, soplen!!!
Black, ladra avisando que alguien se acerca y aparece el abuelo jadeante, gritando, pero ya es tarde… no lo oyen… los fieles amigos y Luchito están en la cima y soplan, soplan y soplan con ganas.
Por Hilda Olivares Michea, escritora chañaralina.